§2 [ESP] - Introducción al mundo de Rex en el espacio: ¡el Agujero Blanco!

 

2 de julio de 2023
Introducción al mundo de Rex en el espacio:¡el a Agujero Blanco!

Cuando vives en un espacio limitado como la periferia, la restricción va más allá de las limitaciones geográficas y logísticas; se vuelve cultural. Por supuesto, existen las redes sociales, internet, amigos que visitar y conferencias a las que asistir, pero al final, representan un grado muy pequeño de libertad. 

Luego está la conocida y desgastada forma de atraso en el país periférico convertido en ciudad, o mejor dicho, una ciudad hiperplástica que no busca respuestas porque carece del fundamento necesario para agregar sustancia a su tejido; simplemente se alimenta de lo que ya sabe. Cuando comprendes todo esto, marca el final de la fase adolescente, permitiéndote admitir, sin necesidad de un proceso de selección en la "universidad de la vida", un estado de precinismo que lleva a la supervivencia urbana, una condición mental de mera supervivencia. No es resiliencia, sino una actitud pura de encontrar espacios donde puedas respirar. 

¿Entiendes por qué Salgari se sentaba y pensaba magistralmente en los Mares de las Indias Orientales? ¿Entiendes por qué la literatura, la literatura bien escrita (porque solo existe la bien escrita y la mal escrita, no hay tercera opción), es una poderosa clave para descifrar la experiencia humana? 

Luego, siendo perezoso, te desplazas hacia el noble sustituto del cine, pero esa es otra historia. El espacio en blanco es un agujero negro, o más bien, un agujero blanco, que comienza a atraer toda la materia, toda tu materia, mientras el mundo sigue girando sin interferencias por la alteración cósmica de la página en blanco.

Al principio, te resistes, pero luego, con la ayuda de un día lluvioso, decides que también podría ser tu viaje. Te rindes, permitiendo que te desmaterialices, te teletransportes, te recodifiques o algo similar, y te conviertes en parte de esa llanura compuesta de fuentes, espaciado de líneas y teclas que omiten palabras y los malditos acentos que omites por prisa, y luego por escrúpulos vuelves a corregir, como si un dios de la escritura maldeciría tu trabajo. Y si aparecieran sus arrogantes sacerdotes, ya estaría en marcha un proceso de apostasía del acento cóncavo o convexo. ¡Ay de las elisiones omitidas!

Por otro lado, un rascacielos parece esperarte, una franja de neón ya ha comenzado a hipnotizarte. El zumbido típico de un nuevo mundo ha escaneado tus cócleas tres veces y tu rango personal de audibilidad. Tal vez un mensaje subliminal ya está en camino hacia la corteza prefrontal para disuadirte de prestar atención a una resistencia supuesta y ubicua. Pero es una distopía, ¿cómo puedes no dedicar tu atención a la resistencia? Es el flujo de la vida cotidiana que ya no sabe a banalidad; ha perdido esa connotación de prejuicio y estereotipación cuando vas al mercado y te sientes deficiente si no puedes decidir entre las dos pastas de dientes en oferta.

Estás dentro y fuera, el agujero blanco tiene sus reglas físicas y parafísicas, y así empiezas a entender que cuanto más comprendes, menos entiendes, y cuanto menos te rindes, más vehementemente te absorbe. La amargura existencial persiste, pero más allá de la interfaz de absorción del agujero blanco, puedes elegir su color. Ventana, colores personalizables... ¡Maldita sea, terminé dentro de Windows!

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